LA PEQUEÑA ESCOBA DE PAJA
El Hombrecito del Sombrero Azul y el Hombrecito del Sombrero Rojo vivían juntos bajo las raíces de un árbol. Pero su casa... ¡era la casa más descuidada de todas las que hayáis podido ver!
Por toda la casa estaban las migas:
debajo de la mesa, ¡migas!
debajo de las sillas, ¡migas!
por toda la alfombra, ¡migas!
debajo de las camas, ¡migas!
Por todas partes estaban las migas...
¿Barrerás las migas, escoba amiga?
La cosa tiene miga...
Tenían una pequeña escoba de paja en un rincón de la habitación. Pero ninguno de los dos sabía usarla como es debido. La pequeña escoba miraba y suspiraba: "Si alguien supiera usarme como es debido, yo podría limpiar este desastre en un abrir y cerrar de ojos".
El Hombrecito del Sombrero Rojo y el Hombrecito del Sombrero Azul barrían la habitación por turnos.
Pero cuando le tocaba al Hombrecito del Sombrero Azul, no se molestaba en barrer. Cogía la pequeña escoba y la arrastraba despacio por la habitación, tocándola como si fuera una guitarra y cantando su canción, "No me molesto en trabajar":
No me molesto en trabajar;
¡brincar, saltar, danzar, jugar!
Lo único que quiero es el rato pasar,
y el trabajo de barrer evitar.
Así que, cuando terminaba, las migas seguían más o menos en el mismo sitio:
Por toda la casa estaban las migas:
debajo de la mesa, ¡migas!
debajo de las sillas, ¡migas!
por toda la alfombra, ¡migas!
debajo de las camas, ¡migas!
Por todas partes estaban las migas...
¿Barrerás las migas, escoba amiga?
La cosa tiene miga...
Cuando le tocaba al Hombrecito del Sombrero Rojo, que siempre tenía prisa, éste cogía la pequeña escoba y barría a diestro y siniestro a toda velocidad, cantando su canción, "Zis, zas; Zas, zis":
Zis, zas; Zas, zis,
la escobita por allá, la escobita por aquí,
Zas, zis; Zis, zas,
la escobita por allí, la escobita por allá...
Y cuando el del Sombrero Rojo terminaba, las migas estaban incluso peor que al principio:
Por toda la casa estaban las migas:
debajo de la mesa, ¡migas!
debajo de las sillas, ¡migas!
por toda la alfombra, ¡migas!
debajo de las camas, ¡migas!
Por todas partes estaban las migas...
¿Barrerás las migas, escoba amiga?
La cosa tiene miga...
Entonces, un día, el Hombrecito del Sombrero Dorado llegó y se quedó a vivir con ellos. Cuando vio todas aquellas migas por el suelo, se llevó las manos a la cabeza y dijo: "¿Dónde está la escoba? Tengo que barrer esta habitación".
Fue derecho al rincón, cogió la escoba y empezó a barrer, cantando su canción, "Barre con cuidado":
Barre con cuidado, barre con atención
estas migas juntas todas en un montón
barre con cuidado, barre con atención
Barre con cuidado, barre con atención
estas migas juntas todas en un montón,
te harán sonreír con humor y satisfacción,
barre con cuidado, barre con atención
El Hombrecito del Sombrero Dorado barrió por todas partes. Barrió debajo de las mesas, barrió debajo de las sillas, barrió toda la alfombra, barrió debajo de las camas, e incluso debajo de las almohadas en las que reposaban en las camas.
Cuando terminó de barrer, todas las migas estaban en un montón y las pudo recoger. Entonces dejó la pequeña escoba en su rincón, y estaba tan cansada que se quedó dormida.
Y los tres se sentaron para tomar té con buñuelos.
Tres hombrecitos, tienen tres sombreros.
Tres hombrecitos que son compañeros.
Viven los tres en la casita del leño,
la cuidan y la limpian juntos y con esmero.
(Little Straw Broom)
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