martes, 4 de abril de 2017

LA BURBUJA MÁS PEQUEÑA

LA BURBUJA MÁS PEQUEÑA

Este es un cuento sobre una burbuja, una burbuja muy pequeña. En realidad, era la burbuja más pequeña que nadie hubiera visto nunca. Sólo podía ser vista por el ojo de un hada.
"No es justo, a nadie le importa", susurraba la burbuja más pequeña de todas y suspiraba mientras flotaba en el arroyo con todas las demás burbujas. "No es justo que yo sea tan pequeña, no es justo en absoluto.
Mirad a mis hermanas burbujas tan grandes. Mirad sus hermosos reflejos de arcoíris. Los míos apenas se ven".
Durante mucho tiempo las burbujas flotaban en la corriente, las grandes burbujas con reflejos de arcoíris y la más pequeña y triste burbuja, dejando a su burbujeante cascada "madre" allá lejos, detrás de sí.
Flotaban dejando atrás sauces verdes y juncos de hierbas, grandes vacas marrones bebiendo en las orillas y madrigueras de conejos. Flotaban rodeando las colinas, atravesando los llanos y los valles.
Continuaban flotando, hasta que llegaban al extremo de un gran prado verde. Allí se escuchaban risas y voces de niños alegres que disfrutaban de una merienda campestre a la sombra de un árbol frondoso.
"¡Mirad!" gritó un niño. "¡Burbujas, vamos a cogerlas!"
"¡Burbujas!" gritaban todos los niños y saltaban y corrían por toda la orilla del arroyo. "Burbujas, burbujas, las más hermosas burbujas que nunca se han visto. Vamos a coger las burbujas del arcoíris".
Algunos niños se metían en el agua, otros tumbados intentaban alcanzarlas desde la orilla. Todos se divertían intentando coger las burbujas. Pero enseguida las hermosas burbujas grandes habían desaparecido.
No habían sido más que un deseo en las manos de los niños, nada más que el reflejo de un arcoíris.
Pero ¿que había sido de la burbuja más pequeña? Los niños no la habían visto, no habían intentado atraparla. Y de pronto, allí estaba, completamente sola, flotando corriente abajo.
"¿Por qué?" pensó. "Claro, como soy tan pequeña, no me han perseguido". Y seguía flotando, ahora se sentía feliz y decidida, flotando y flotando hasta que la corriente del río llegó al mar. Allí las olas cogieron a esta burbuja y la llevaron lejos hacia el azul brumoso, lejos, muy lejos, allí donde las hadas marinas danzan y juegan.
Un hada marina estaba ocupada removiendo una olla de perlas, cuando apareció flotando la burbuja más pequeña, que sólo podía ser vista por el ojo de un hada. Su reflejo arcoíris deslumbró los ojos del hada.
"Justo lo que necesitaba para poner color en mi olla de perlas", se dijo. La cogió y la puso en la olla y con un giro por aquí y otro giro por allá, la burbuja más pequeña ayudó a preparar una olla de perlas del color del arcoíris.

(The Littlest Bubble)

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