Llegó el batallón a un lugarejo y el sargento Pulido se fue en derechura a casa del alcalde a pedirle bagajes y raciones para el día siguiente.
El alcalde dijo:
-Póngalo usted por lista a fin de que no se me olvide.
El sargento escribió entonces en un papelito la cantidad de raciones que necesitaba, y en punto a bagajes, añadió luego: un mulo, mi capitán: otro mulo, mi teniente: tres cadetes, tres borricos: en total, cinco bestias.
Chiste andaluz, recopilado por Juan Valera
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