miércoles, 12 de abril de 2023

La gatita Mancha y el ovillo rojo, de Miguel Hernández

 La gatita Mancha y el ovillo rojo, de Miguel Hernández




Miguel Hernández es un poeta español del siglo XX. Nos ofrece este gracioso relato, parte en prosa, parte en verso, en el que una gatita traviesa se ve en problemas por ponerse a jugar con cosas que no son de su edad.

Había un ovillo en el costurero. Era un ovillo muy grande y muy rojo. Era un ovillo muy bonito. La gatita Mancha dijo al verlo:

¡Miaumero! ¡Miaumero!
Una pelota roja.
Yo la quiero. Yo la quiero,
aunque me quede coja.
Yo llegaré hasta el costurero.
El costurero está muy alto.
Pero todo será cuestión
de dar valientemente un salto
aunque me lleve un coscorrón.

Saltó la gatita Mancha. Cayó dentro del costurero. El costurero, el ovillo rojo y la gatita Mancha cayeron de la mesa y rodaron por el suelo.

Dijo la gatita:

¡Miaumiar! ¡Miaumiar!
¡Yo no puedo correr!
¡Yo no puedo saltar!
¡Yo no puedo ni un pelo mover!
¿Quién me quiere ayudar?

Al oírla, vino Ruizperillo. Y vino su madre. Y la hermanita de Ruizperillo también vino. Y toda la familia de Ruizperillo vino a ver a la gatita Mancha enredada en el ovillo. Todos reían viéndola cada vez más enredada en el algodón del ovillo rojo.

La madre de Ruizperillo dijo:

Mancha, Manchita,
usted está de broma.
Ahora necesita
mi ayuda, gatita, paloma.

Este ovillo
no es para una gata pequeña,
sino para una que enseña
viejo el solomillo,
vieja la nariz y aguileña.

No sabe usted
bordar ni coser,
gatita de dientes
y uñas de alfiler.

Toda la familia de Ruizperillo rio hasta que la gatita Mancha salió de su cárcel de algodón. Entonces, Ruizperillo dejó en el suelo su pelota de goma para que Mancha jugara con ella. Y la gatita asustada echó a correr asustada diciendo:

¡Fus! ¡Fus! ¡Parrafús!
Porque el gato más valiente,
si sale escaldado un día,
huye del agua caliente,
pero, además, de la fría.

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