miércoles, 25 de marzo de 2020

LA REINA DE LAS NIEVES, DUMAS - Príncipe y princesa

La reina de las nieves

(1858)

Alejandro Dumas (Padre)

Traductor
Enrique Leopoldo de Verneuil


V Príncipe y princesa


       En el reino donde estamos ahora vive una princesa que es increíblemente juiciosa y sabia; pero debe decirse también que esta suscrita a cuantos diarios se publican en el mundo. Cierto que tiene tanto talento, pero olvida al punto cuanto ha leído. Ocupó el trono a la edad de dieciocho años, y poco tiempo después se la oyó cantar una canción que comenzaba con estas palabras:
Ya es tiempo de casarme...
Pero el fin de la canción no era tan fácil de expresar como el principio, pues la princesa no quería solamente un príncipe como hay muchos, es decir, que supiera llevar bien un brillante traje, sonreír oportunamente y ser siempre de su opinión; no; quería un verdadero príncipe, apuesto, valeroso e inteligente, que pudiera estimular las artes durante la paz, y ponerse a la cabeza de los ejércitos en caso de guerra; y, mirando todos los tronos del mundo, no veía ninguno como ella lo deseaba. Pero la princesa no desesperó de encontrarle, y estaba resuelta a no fijarse en la condición, y elegir, en cualquiera clase que fuese, un esposo digno de ella. Mandó llamar al director general de la prensa, y al día siguiente los diarios aparecieron orlados de una guirnalda de rosas, anunciando que se abría un concurso para obtener la mano de la princesa, y que todo joven, de buen aspecto, de veinticinco años de edad, podría presentarse en el palacio para hablar con la princesa, que concedería su mano al que le pareciese reunir las mejores cualidades intelectuales y morales.
Todo esto no era nada probable, y, aunque parezcas dudar de la exactitud del relato, aplicando la diestra sobre mi corazón, os juro que no digo sino la verdad, y que he conocido todos estos detalles por una  que habita en el palacio y que es mi prometida.
Estando tan bien informada, ¿no se puede dudar de lo que estoy diciendo?
Los jóvenes solteros acudieron de todos los puntos del reino; había una considerable multitud, tanta que no se podía pasar por las calles; pero ningún joven fue admitido, ni el primer ni el segundo día. Todos hablaban bien y con mucha elocuencia mientras se hallaban delante de la puerta del palacio; pero, una vez dentro, cuando veían a los guardias con su brillante uniforme de plata, cuando después de subir las escaleras encontraban a los lacayos con su librea de oro, y cuando después de atravesar las grandes salas iluminadas se veían delante del trono de la princesa, ¡oh!, entonces era inútil que buscasen palabras; no podían hacer más que repetir la última de la frase que la princesa había pronunciado; de modo que ésta no necesitaba oír más, y sabía desde luego a qué atenerse en su juicio. Hubiérase dicho que todos aquellos jóvenes habían tomado un narcótico que entorpecía su inteligencia y que no recobraban el uso de la palabra hasta hallarse fuera del palacio. Cierto que entonces hablaban de nuevo muy bien, pero todos a la vez, contestándose unos a otros lo que debieron contestar a la princesa, de tal modo que aquello era una confusión en la que nadie se entendía. A la salida del palacio esperaban a los pretendientes muchos burgueses imbéciles que se reían del chasco de los jóvenes. Yo estaba allí y me reí también de la mejor gana.
El tercer día se presentó un hombre pequeño, sin coche ni caballo, y muy alegre, y entró resueltamente en el palacio. Sus ojos brillaban; tenía magníficos cabellos largos, y, a juzgar por su ropa, muy modesta, debía ser pobre.
Llevaba un pequeño saco a la espalda.
Sin embargo, lo que sé por boca de mi novia, es que el joven, al pasar por la gran puerta del palacio, al ver los guardias con su uniforme de plata, y en las escaleras a los lacayos con sus libreas de oro, no se intimidó, al parecer, en lo más mínimo. Hizo una señal amistosa con la cabeza y dijo:
«Me molesta permanecer en la escalera esperando, y de consiguiente voy a entrar. En efecto, penetró en las salas iluminadas, y allí, donde estaban los consejeros de la princesa, ostentando ricos trajes bordados, con los pies desnudos para no hacer ruido, él se adelantó con sus zapatos, que rechinaban mucho, sin que, al parecer, le importase nada.
Pues bien, el joven se dirigió valerosamente a la princesa sin vacilar.
Esta última estaba sentada en una perla del tamaño de la rueda de un torno; todas las damas de la corte, con las de servicio; todos los señores con sus acompañantes, y cada cual con un lacayo pequeño, estaban alineados en la sala, y, cuanto más próximos se hallaban a la puerta, mayor era la altivezde su expresión.
–¡Oh! Eso debía ser muy imponente. Y ¿es verdad que no se desconcertó un solo instante?
–Ni un momento: comenzó a hablar, según me ha dicho mi prometida, sirviéndose de la lengua del país, casi tan bien como lo hago yo cuando hablo con mi futura esposa.
¿Quieres conducir... al palacio, ...?
–¡Cra, era, era! gritó. Te saludo tres veces de parte de mi novia, y he aquí un pequeño pan que he cogido para ti en la cocina, pues debes tener mucha gana. No es posible que entres en el palacio, porque los guardias con uniforme de plata, y los lacayos con librea de oro, no ... dejarán nunca pasar. Sin embargo, no te aflijas, porque podrás subir a los graneros, y, una vez allí, mi compañera conoce una escalerilla secreta que conduce a la alcoba, y cuya llave sabemos dónde está. Sígueme. 
...  y así llegaron a la verja del parque de palacio; las dos hojas de la puerta estaban sujetas por una cadena; pero como esta última se había dejado algo floja,  ,,,
Una vez en el parque, tomaron una pequeña alameda, donde las hojas secas comenzaban a rechinar bajo los pies. Llegadas a la extremidad ocultáronse en una espesura y esperaron hasta que las luces del palacio se extinguieron una tras otra. Cuando la última se apagó, ,,, condujo ... a una puertecilla oculta bajo una capa de follaje.
... se hallaba en el palacio. En aquel momento, llegaron a la escalera; sobre un armario se hallaba una pequeña lámpara, y en el primer peldaño veíase ...
Servíos coger la lámpara que esta sobre el armario, y yo iré delante. Podemos avanzar mucho sin encontrar a nadie.
–Y, sin embargo, diríase que no estamos solos. ¿No veis pasar sombras por el muro? Me parece que allí hay caballos con sus jinetes y pajes, caballeros y damas, montados también; y al otro lado, una hermosa joven vestida de blanco, coronada de rosas, blancas también, echada en un ataúd, y alrededor de ella personas que lloran.
–Son los Sueños que vienen a robar los pensamientos de los que están dormidos en el castillo, y que se los llevan hacia los placeres o el pesar: esto es mejor, porque nos prueba que aquéllos han entrado ya.
Así, llegaron a la primera sala, cuyas paredes se hallaban revestidas de seda sonrosada con ramos de oro y de plata; los salones siguientes eran cada vez más magníficos, y había allí una riqueza que deslumbraba los ojos. Al fin, enetraron en la alcoba: el pabellón del lecho figuraba una palmera con el follaje de esmeraldas, de cuyo tallo estaban suspendidos dos lechos en forma de lirio; el uno, el de la princesa, blanco, y el otro, el del príncipe, encarnado.
... subió al estrado revestido de ricas alfombras, por donde se llegaba al lecho, y, al ver una cabeza con cabellos negros y rizados, ...
El príncipe despertó y volvió la cabeza hacia ...
En el mismo instante, en medio del blanco lecho, la princesa levanto la cabeza y pregunto quién era.
–¡Pobre niña! exclamaron los príncipes.
Y elogiaron a ... por cuanto habían hecho, diciendo que no se hablan enojado por la visita, puesto que gracias a ella habían tenido el gusto de conocer a ... Sin embargo, no debían entrar otra vez, porque acaso no fuesen tan bien recibidas. Por lo demás, la princesa estaba dispuesta a recompensar a las dos ....
–¿Queréis vuestra libertad, preguntó .., o preferís ser consejeros de la corona, con el usufructo, de toda la parte desocupada del palacio?
Se convino, por lo tanto, en que ... formaran parte del consejo de Estado desde el día siguiente.
Entretanto, como no sabían dónde acostar a ..., y atendido que el príncipe quería cederle su lecho, la princesa permitió que se acostase a su lado, dióle las buenas noches y la besó, única cosa que podía hacer.
–¡Oh! ¡Qué buenos son los hombres ... en este mundo!
Al día siguiente, la princesa vistió a ... de terciopelo y seda de pies a cabeza, y quiso ponerle en los pies unas preciosas zapatillas de paño de oro, con flores de color de cereza; 
La princesa quiso nombrarla dama de honor, señalándole una magnifica habitación en el castillo; ... rehusó, rogando que le diesen tan sólo un cochecito, con un caballo pequeño, pues deseaba seguir buscando a su querido amigo.
Como quería marchar al punto, la princesa dio sus órdenes, y poco después se detuvo a la puerta una pequeña carroza dorada con dos caballos y el postillón. En las portezuelas brillaban como estrellas las armas del príncipe y de la princesa. Estos últimos colocaron por sí mismos ... en el coche, deseándole toda especie de felicidades; 
El interior de la carroza estaba atestado de confites, y en la caja del pescante había frutas y bizcochos.
–¡Adiós, y buen viaje! exclamaron el príncipe y la princesa, enjugando cada cual una lágrima.
y allí estuvo ... mientras vio la carroza, que brillaba a los, rayos del sol.

VI La hija de los ladrones

Cuando la noche llegó, ... se hallaba a la entrada de un bosque sombrío, que parecía tanto más oscuro cuanto que el día declinaba.
El postillón se apeó para encender los faroles; de modo que la luz se reflejó en la carroza dorada.
Al verla brillar así, unos ladrones que estaban ocultos en el bosque se dijeron:
–¡La cosa no es posible, porque la carroza es de oro macizo!
Y se precipitaron sobre aquélla, detuvieron los caballos, mataron al postillón y sacaron del coche a ...

–No quiero que la maten, dijo la hija de los ladrones; jugará conmigo, me dará sus ricos trajes y sus zapatitos encarnados, y las dos dormiremos juntas.
...
–¡Quiero entrar en el coche! gritó la niña ladrona.
Y fue preciso acceder a su voluntad, porque no consentía en que le rehusasen nada.
–Bueno, dijo después; ahora quiero que pongan a la viajera junto a mí.
Y se hubo de poner a ... a su lado.
Esta última y la hija de los ladrones se hallaban, pues, sentadas en el coche, que rodaba sobre los fosos y las raíces de los árboles, internándose en la profundidad de los bosques.
La carroza se detuvo: ... habían llegado al centro del patio del castillo de los ladrones, gran edificio agrietado de arriba abajo; los cuervos y las cornejas pasaban y repasaban por las aberturas; pero estas aves eran salvajes, y en nada se parecían a las cornejas del príncipe y de la princesa.  ...
Poco después entraron en el castillo.
En medio de una gran sala baja, con el suelo embaldosado, ardía un gran fuego; el humo llegaba hasta el techo, saliendo después por donde podía; y en una olla enorme hervía la sopa; mientras que en tres asadores se hallaban atravesados algunos cuartos de jabalí, un pequeño corzo entero, diez o doce liebres y quince o veinte conejos.
Era la cena de los ladrones.
–Esta noche dormirás conmigo en mi lecho, dijo la hija de aquéllos.

VIII El castillo de la reina de las nieves y lo que sucedió allí

Poco a poco, a los musgos y a los líquenes sucedieron los brezos y rododendros; luego a los brezos y rododendros, zarzas y espinos; a las zarzas y espinos, abetos achaparrados, después otros más hermosos, luego verdes robles, y, por fin, oyeron cantar a los pajarillos; encontraron las primeras flores y divisaron, por último, un gran bosque de hayas y castaños.
De aquel bosque salió, montada en un magnífico caballo, que reconoció al punto por uno de los dos que habían sido enganchados a su carroza dorada, una linda joven que llevaba en la cabeza un gorro de color de escarlata y en la cintura dos pistolas.
Era la hija de los ladrones.
La arrogante amazona se había cansado de la vida que llevaba en el castillo del bosque, y, apoderándose de una gruesa suma de oro en la guarida de los ladrones, se llenó de él los bolsillos, sacó uno de los dos caballos dados por la princesa ..., montó en él y partió.
... le dio un golpecito en la mejilla, y le preguntó por el príncipe y la princesa.
–Están viajando por el extranjero, contestó la hija de los ladrones.













POSTSCRIPTUM DE MISS DERMARK

No os lo podéis creer, pero encontré la traducción de La Reina de las Nieves de Dumas al español, del siglo XIX, y os ofrezco mi trama secundaria favorita... ¡ya la tengo en francés en este blog y ahora os la presento en español! La publicó la Luis Tasso de Barcelona en 1858. Sería bueno enfrentarla a la versión francesa original, "Prince et princesse", en este blog. 
Por lo visto, M. de Verneuil también tradujo a Dickens (Dorrit, Oliver) y a otros anglófonos por vía del francés...

lunes, 23 de marzo de 2020

THE PRAISE OF THE DISCIPULUS, RETRANSLATED

Unbowed, unbent, unbroken.
Liberté, égalité, fraternité.
These are two of my favourite tripartite mottoes, and the third is:

"Probo artem, peritiam laudo, miror diligentiam."

"I commend your skill, I praise your knowledge, I admire your attentiveness." (tr. Kortekaas)

An artfully formed tripartite, with chiastic arrangement: increasing numbre of syllables in the objects. In terms of content, the formulation makes a Greek Hellenistic impression. For artem (ars), that would be techné; for peritiam (probably a translation of empeiria "experience"), a cardinal virtue for scholars in Hellenistic texts. Often techné and empeiria are found combined or contrasted, cf. he empeiria technen epoieses, ie "practice makes perfect." Finally, as regards diligentiam, s.v. àkribes 'accurate, precise', in the strict sense of the word.


HIGH JUMPS AND LOW CONFIDENCE

Healin' Good Pretty Cure - Episode
My Own Review
HIGH JUMPS AND LOW CONFIDENCE


https://rorymuses.wordpress.com/2020/03/22/healin-good-%e2%99%a1-precure-episode-8-sea-and-sky/
https://angryanimebitches.com/2020/03/healin-good-precure-episode-8/


MY OWN HUMBLE OPINION:
This being our first real day in the limelight/focus episode for our academic athlete (intro episodes don't count),
Chiyu's hairstyle, her personal struggle, and the ice pathogerm that, as a purified elemental, gave her ice powers all looked like a Frozen reference (Frozen AU anyone, with Chiyu as Elsa, orphaned and adopted by the Hiramitsus, and Hinata as Anna - :3 meow -?)
Chiyu and the ocean... let's not say we may get another Minami Kaido, though as a swimmer instead of a biologist!

a just equinox (published a half-year after)



a just equinox




Photo by author.

The autumnal equinox marks the official beginning of autumn in the northern hemisphere, when summer wanes as the seasons begin to tilt more noticeably towards the year’s eventual death. In many places, the grass will have transformed to golden straw, and insect sounds fade, even if the weather remains warm. Harvest approaches, wine makers ready for the crush, mills prepare for an influx of grain, and the lucky anticipate bounteous tables. The equinox itself is that moment in the year when the length of the night (the ‘nox’) stands most closely equal to the length of the day. It is the moment when the center of the sun passes over the earth’s equator.
Shakespeare uses the word ‘equinox’ only once, and not in an astronomical sense. In Othello, after prompting Cassio to drink (for which Cassio himself readily admits he has no head), Iago describes Cassio to Montano with characteristically subtle maliciousness:
IAGO
You see this fellow that is gone before,
He is a soldier fit to stand by Caesar
And give direction. And do but see his vice,
‘Tis to his virtue a just equinox,
The one as long as th’ other.
Othello 2.3.118-21
The idea of cosmic balance is an old one, a divine (or other sort) of measure that somehow determines weight or ‘heft’ of an individual’s or a community’s virtues and vices, rights and wrongs. The idea of possible divine reward or retribution for our actions and decisions seems to pursue us as relentlessly as time. Representations of Lady Justice (derived from the Greek goddess Themis, the titaness of the law) reflect the idea of an impartial universal balance.
In the picture below, of a statue at the Court of Final Appeal in Hong Kong, Lady Justice is blindfolded (as she often is, which suggests her impartiality), and she holds scales with which to weigh issues, and a sword of power and just dispatch:


HK Central Statue Square Legislative Council Building - Themis, Wiki images.

She need not always be blindfolded. Indeed, in many representations (for instance on Tarot), she is not. At the United States Supreme Court, the blindfolded figure of Justice, with her blindfold and scales, is being held in contemplation by a larger figure–who presumably represents the judicial process in careful contemplation of justice itself:


Contemplation of Justice by James Earle Fraser at the United States Supreme Court (image from https://www.supremecourt.gov/about/figuresofjustice.pdf)

Of course, Iago’s above quote is far from just. On the contrary, his characterisation of Cassio is deliberately engineered to mislead his listener. In this sense, Iago’s use of the word ‘equinox’ is perverse. Iago deceives Montano by implying that Cassio’s drinking (an activity that Cassio regularly avoids) is somehow equal in scope to Cassio’s loyalty, service, and sense of duty. Iago prevaricates, suggesting that the drinking is literally an ‘equal night’ to the daylike good behaviour for which Cassio is widely known.
Iago’s words raise Montano’s curiosity about Cassio’s drinking habits. “But is he often thus?” (2.3.124)
Iago’s lie comes almost effortlessly:
‘Tis evermore the prologue to his sleep:
He’ll watch the horologe a double set
If drink rock not his cradle.
2.3.125-7
But there is another, more subtle sharpness to Iago’s description. For a “soldier fit to stand by (Julius) Caesar” might be Brutus or Cassius (namesake!) as well as it might be some more loyal soldier. Iago doesn’t say so directly, rarely stating things in direct terms. Still, a phantom of potential treachery haunts the remark, implying that Cassio may be as unreliable as others who had stood by Julius Caesar (his implied namesake especially!) before subsequently turning to assassinate him.
Yet, any measure of equality may be a tricky thing, seldom definable in an absolute. From a micro perspective, a measure of equal or unequal may also be framed in more challenging ways. In Macbeth, having murdered his king in order to take the throne, and having murdered his friend in an attempt to keep Banquo’s issued offspring from succeeding, the play’s discussion of equality begins not with a day equal to a night, but with the night itself. More specifically, the question becomes one of the night’s progression, of how long until morning:
MACBETH
–What is the night?

LADY MACBETH
Almost at odds with morning, which is which.
Macbeth 3.4.156-7
Lady Macbeth and her husband already inhabit a night of their own making. For them, and for those around them, day and night seem to have inverted, not only perceptually, but also morally and experientially. Sleep becomes impossible, not only because Duncan’s murder has set the kingdom’s underpinnings on unstable moral ground, but also because as night increasingly inhabits day, more ordinary activities (like sleep) become impossible. Murder has become a rule rather than an exception. It is not only the Macbeths’ guilt that will not let them sleep, that keeps her sleepwalking in attempts to wash blood from her hands. It is this polarization, this reversal of the underlying moral order, the negative perspective that has been rendered on monarchy, on loyalty, and on the scope of friendship and kinship.
MACBETH
Methought I heard a voice cry “Sleep no more!
Macbeth does murder sleep”—the innocent sleep,
Sleep that knits up the raveled sleave of care,
The death of each day’s life, sore labor’s bath,
Balm of hurt minds, great nature’s second course,
Chief nourisher in life’s feast.
2.2.47-52
The most uneasy night has invaded and supplanted Macbeth’s day. Try as he might, once his own ‘light thickens’ he cannot return to the sun. “‘Twas a rough night” (2.3.70) becomes Macbeth’s sole reality, displacing all his other possibilities. As he tells us:
MACBETH
Had I but died an hour before this chance,
I had lived a blessèd time; for from this instant
There’s nothing serious in mortality.
All is but toys. Renown and grace is dead.
The wine of life is drawn, and the mere lees
Is left this vault to brag of.
2.3.107-12
Any prospect of life as he knew or imagined it is gone. The darkness rising in Macbeth’s landscape becomes like the ‘rooky woods’, like the Birnam Woods that he perceives marching against him–the branches form a latticework of shadows inexorably surrounding him, truncating his life, and, as he describes it, chaining him to a stake like a doomed bear in a bear-baiting arena.


“Moonlight” photo by Karin Brown @imbolcphotographic on Instagram*

Macbeth’s self imposed perpetual night has a curious balance in the impending rise and reassertion of a new moral order. However bloody Macbeth’s reign of terror becomes, there are always the forces rising to replace him. Even in the deepest part of night, Malcolm and his allies are a kind of moonlight shining between the trees, promising a sunrise to come. As an inversion of Macbeth, Macduff and Malcolm, whose family Macbeth has murdered, bear the righteous conviction of the wronged in place of Macbeth’s false faith in right asserted by his treacherous might.
This balance, yin and yang always rising in turn to occupy the place where the other stood just years, months, days, or moments ago, remains familiar. In Macbeth, the witches opening chant of “Fair is foul and foul is fair” (1.1.12) is realised almost literally, as fair and foul become each other. The hero becomes the murderer, becomes the usurper, becomes the sneering tyrant. Life’s waves roll on against the beach as days shorten, lengthen, and then shorten again. Individual time in the sun, or under the moon, is short.


Rising yang contains a seed of yin within it, as yin contains a seed of yang. Each part of the whole remains perpetually in the process of becoming its inverse.

We’ve seen all this time and time again in Shakespeare, in various forms, and it is hardly proprietary to his works. The world’s regard may be spurred by appearance, action, understanding, or some other attribute that lends reputation, but in the end, the high and low stand always in a proverbial balance, however uneasy that balance may appear to be in a given moment. From the perspective of those of us who are ‘here on the ground’, the imbalances may seem enormous. From a cosmic perspective, however, these variations in the trend lines of fate are as small as movements on a market scale when recorded against a backdrop of many years.
BELARIUS
Though mean and mighty,
Rotting together, have one dust, yet reverence,
That angel of the world, doth make distinction
Of place ’tween high and low.
Cymbeline 4.2.313-6
It may be as Belarius believes. Reverence may serve as a kind of angel to the world, prompting us to greater heights in sincere imitation of the divine, but it is also true that the world’s reverence or irreverence also eventually dissolves back into dust. Death takes no account of individual differences or accomplishments.
It is only our brief perspective that seems to foster our idea of moving time. Now that this autumnal equinox has passed, we look forward to a gradual diminishing of daylight. In the northern hemisphere, darkness will increasingly dominate our days until we reach the winter solstice, celebrated since ancient times as the return of the sun. That will be on the 21st of December this year, when we will pass through our longest night. Then, our days will gradually return as light will occupy more and more of each 24 hour period again.
Unlike Macbeth, or Iago, however, most of us will make it back from this invasion of the dark. For most of us, our days, and perhaps our lives as well, will grow lighter once again. For now, may those of you who can do so enjoy the abundant tables of the autumn, wherever you may be. For those of you in the southern hemisphere, may you enjoy your sunny seasons and all their golden joys. Please remember to tell your loved ones that they are so, and tread carefully on the earth in the ways that you can.
*More of Karin Brown’s superb photographic work, her thought provoking tree, landscape, and light images may be found on her website: https://brownkcd.wixsite.com/imbolc and (as previously stated) on Instagram @imbolcphotographic.



SPRING EQUINOX GOOGLE DOODLE - MMXX

miércoles, 18 de marzo de 2020

INQUIRIES AND INTOLERANCE

Healin' Good Pretty Cure - Episode 7
My Own Review
INQUIRIES AND INTOLERANCE

https://angryanimebitches.com/2020/03/healin-good-precure-episode-7/
https://rorymuses.wordpress.com/2020/03/15/healin-good-%e2%99%a1-precure-episode-7-journal-rhythm/



MY OWN HUMBLE OPINION
Whoa whoa whoa, Michio - everyone on high alert for the pathoge... coronavirus 'cause you're all henny-penny about the sky falling on our heads and the worst-case doomsday scenario (take it from yours truly, pent up indoors for a fortnight because of governmental curfew!).

La niña que llegó a ser una gran escritora



¿De qué isla, de qué árbol, de qué fuente 
crece este chorro de luceros 
que son los niños? 

(de Canciones de Nana y Desvelo. Carmen Conde)


Algunos poemas y escritos infantiles de Carmen Conde



La Cierva y el Niño 

La cierva, madre, la cierva
a la cierva quiero ver 
bajo las ramas del árbol 
y en el arroyo beber. 
A la cierva, madre, llamo 
para que juegue conmigo:
yo busco saltar con ella 
porque quiero ser su amigo.


Este Pobre Gazapito 

Este pobre gazapito 
aprendiéndose a correr 
es tan tierno como el niño 
que aprendiendo va también. 
Levanta orejas con miedo 
y las patitas le tiemblan, 
porque ya no tiene madre 
que entre sus patas lo tenga.


El Tambor del Niño 

Yo tengo un tambor de oro 
y tú tienes un jardín 
yo tengo muchos tesoros 
y tú me tienes a mí. 
Yo tengo un río de plata 
y tú tienes un almendro. 
Cuando quieras tener casa 
ven conmigo que te quiero.


Cielo 

El lucero, 
al final de la tormenta, 
ha salido muy bien peinado, 
muy lavadito, 
con una gran sonrisa redonda 
en torno suyo.


Los Gatitos 

Si los gatitos hablaran 
¡cuántas cosas nos dirían! 
de las que escuchan de noche, 
de las que observan de día… 
Los gatos lo saben todo. 
Si su presencia es altiva, 
así no dan confianza 
por si alguno les castiga. 
Se mantienen muy señores, 
retozan con alegría; 
guardan secretos eternos 
de los niños y las niñas. 
Cuando un gatito se entrega 
y otorga su compañía 
es suave cual cordero 
e incapaz de felonía.


Nana del Mar 

Tengo un caracol de espuma. 
Metidas en sus fanales 
tengo muñecas de lirios 
y un paseo de corales. 
Ocultos en las mareas 
que se remontan al cielo, 
tengo castillos de peces 
y caballitos de hielo. 
Guardada llevo la luz 
entre mis sienes de plata. 
Y tendré para que duermas 
llena de sueño una barca.


María Vega (Fragmento) 

Sé que has venido 
andando por el mar. 
Tienes enredados 
en los cabellos cinco 
luceros blancos que juegan al corro en tu 
frente.


Torre 

Las campanas se besan 
antes del sueño, 
y todas las esquinas de las casas de 
campo huelen a cielo, porque dejan 
asomar –de cuando en cuando– un lucero.


Tardes de Fiesta (fragmento) 

Los barcos de los domingos, 
anclados fuera del puerto, 
con marineros del Sur 
y con grumetes traviesos. 
Los barcos de velas gruesas 
que venían de muy lejos, 
cargados con té y canela 
o con cristales y espejos… 
Los domingos se acercaban 
(como islas en un sueño) 
aquellos barcos tan limpios 
por el soplo de los vientos.


Pureza 

Descalza, estrella, descalza. 
Por el agua alta, yo quiero ir descalza. 
Por el cielo hondo, yo quiero ir descalza. 
Descalza, estrella, descalza. 


El Niño Limpio (fragmento)

Siempre que el niño iba a escribir lavaba delicadamente sus manos. 
¿Cómo había de ir a las cuartillas sin que las manos fueran limpias de todo sudor, de todo polvo minúsculo? 
La caricia del papel salía más clara.


La Niña Cuenta un Cuento (fragmento) 

Había una pajarita de papel que se llamaba Nieves. Una tarde, su mamá la llamó y le dijo: 
-Como has sido muy buena en el colegio y no te han quitado ninguna pluma de las alas, te permito que juegues con tus amigas en el prado. 
La pajarita se reunió con sus amigas, que ya estaban corriendo alegremente. Eran unas pajaritas preciosas, azules, rosadas, verdes; entre ellas, Nieves resplandecía su blancura graciosa. 
–¿A qué vamos a jugar? –gritaron al ver a Nieves. 
–Juguemos a las bodas– dijeron cinco pajaritas azules. 
Como en aquel momento pasaba un gorrión volando muy bajito, la pajarita blanca se emocionó.
 –¿Con quién te casarías tú? –le preguntaron sus amigas–. ¿Con aquel gorrión? 
–Sí– contestó ella ruborizándose …

miércoles, 11 de marzo de 2020

BERRIES AND BOTTLES

Healin' Good Pretty Cure - Episode 6
My Own Review
BERRIES AND BOTTLES

https://rorymuses.wordpress.com/2020/03/08/healin-good-%E2%99%A1-precure-episode-6-healthy-shipping/
https://angryanimebitches.com/2020/03/healin-good-precure-episode-6/comment-page-1/

MY OWN HUMBLE OPINION:

domingo, 8 de marzo de 2020