jueves, 9 de junio de 2022

TERENCE, ESTO SON ESTUPIDECES…

 TERENCE, ESTO SON ESTUPIDECES…

de A.E. Housman

Traducción libre de Sandra Dermark

el 9 de junio de MMXXII


"Terence, esto son estupideces:

devoras tus alimentos bastantes veces…

No hay nada raro en ti, está bien claro

por cómo vas tus birras empinando…

Pero… ¡cielos! Compones versos…

¡los más dolorosos del universo!

La vaca, la vieja vaca, está muerta:

descansa bien, la astada tuerta.

¡Pobres diablos! Ahora es nuestra suerte

de escuchar los versos que le dieron muerte.

Hermoso gesto de amistad

a tus colegas con versos matar

de malvada mortal melancolía…

¡Venga, toca algo con garbo y alegría!"

Si es garbo y danza lo que usted prefiere,

hay instrumentos más que el verso alegres…

¿Por qué cultivan lúpulo en el campo?

¿Para qué se fundó La Cruz del Campo?

Nobles de este país destilan licor

más alegre que las Musas y que el petricor.

Birra, hijo, birra es lo que hay que tomar

si te duele o te hace sufrir pensar.

Mira hasta el fondo de la lata

para ver el mundo como no es, papanatas.

Y, créeme, es placentero hasta que pasa:

en el que tiene fin está la guasa.

A la feria un sábado de tarde me marché,

y allí la corbata quién sabe dónde extravié,

y llevé de vuelta a casa, dando botes y brincos,

en mi interior de birra pintas y tercios y quintos,

y el mundo era nada de espinas, todo pétalos de rosa,

y yo era la persona más competente y hermosa,

y en la preciosa y sucia acequia me acosté…

feliz hasta que me desperté…

Entonces vi que el mundo era el mismo de siempre,

y yo la misma persona de siempre,

aunque toda mi ropa

iba de rocío hecha una sopa…

y nada más quedaba en esta vida

que volver a la casilla de salida.

Por esto, ya que en este mundo hay

mucho bien, pero aún más mal,

y, mientras duren el sol y la luna,

casual es la buena, segura la adversa fortuna,

como los sabios a esto enfréntate,

y entrénate para lo adverso, no para lo que irá bien.

Verdad que estos consejos que se ofrecen

no son como la cerveza tan alegres:

del tallo de la experiencia, que marcó mi mano,

los exprimí en un paraje hastiado:

mas son para vosotros: si el sabor es fuerte,

mejor en la hora de la adversa suerte.

Harán bien a la mente y al corazón

cuando la vida no muestre compasión,

y con vosotros trabaré amistad

en cualquier día oscuro, nublado, de tempestad.

Érase en el lejano Oriente un rey

y allí, en los festines, de vida es ley

que los monarcas ingieran, antes de haberlo pensado,

su porción de alimento envenenado.

Él tomó primero un poco, y luego más,

y probó todo lo que le pudiera matar.

Y alegre, sonriendo, experimentado, feliz,

estaba sentado el rey a la hora de los brindis.

Si le ponían arsénico en el vino al escanciar,

temblaban al verle la copa hasta el fondo apurar,

pálidos como sus camisas, mirando fijamente:

su propio veneno había hecho efecto en ellos, era evidente.

Yo reescribo el relato que una vez pude escuchar

y sé que aquel sabio monarca murió de avanzada edad.

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