PATRIOTIC SPEECH ON QUEEN ANNE'S DAY
By Percival Hatter
Into Spanish by Eric Hatter
Canta, oh musa de los recargados ditirambos que con motivo de tan gloriciosa fiesta suelen recitarse en nuestras plazas y ventas, y aún en la corte misma. Canta a la poderosa Ana de rizos de medianoche. Ana la Poderosa, Ana la Grande, heroína de la patria y artífice de su exaltación...
Modestia aparte: no existe en todas las dimensiones punto del horizonte, lado del mundo, tierra, reino, lugar, región, provincia, o dilatada extensión de otra índole posible comparable al País de las Maravillas. Allí naciste plebeya, hija de militar y cantinera, pero recatada cual hija de reverendo (eso sí, parlera y ligeramente arisca, como nacida en cuartel que eras). Y, de pronto, dragones cubriendo el sol con sus alas, ejércitos enviados a la batalla, te quedaste huérfana y sola, prisionera de los imponentes reptiles. Les enseñaste a leer y escribir. Y les convenciste para que se sometieran a tu voluntad.
Te descubrió el regente. Y te llevó a la corte consigo, estando su hijo adoptivo aún soltero. Y entonces, Ana la provinciana, Ana la dragonera, fuiste bien pronto la reina de nuestras felices gentes. Prefiriendo la fuerza a la ciencia, te llevabas mal con tu consorte, el regente aún coronado. Ana la Dragonera y Robert el Zodíacos. Y el rubio mozo Florián... le encontraron hecho un eunuco en los bosques reales una tarde de otoño. Dicen nuestros enemigos que tú le emasculaste. Florián el Eunuco. Fuiste una madre severa para él, pero nunca una usurpadora. Y, cuando expiró por la infección de la enervante herida, nombró a sus tutores los sucesores suyos. Llevaste la guerra a Nunca Jamás y a los reinos del norte, y te dejaste el corazón en una partesana. Tres hijos varones y una hija tuviste: Dorián, René y Mikel, y Elsa, tu sucesora vilipendiada por los himnos que gracian tu fiesta cada año. Que la partesana que despachó la sangre de tu corazón nos inspire y proteja por los siglos de los siglos. ¡Viva!
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