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viernes, 8 de marzo de 2024

LA HACEDORA DE VELAS

 

N.º 63

SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2009

9

  

GIBRALFARO

  

LITERATURA DIDÁCTICA

  

  

  

  

  

LA HACEDORA DE VELAS

  

Por Elena Ortiz Muñiz

  

  

A

na siempre fue una persona feliz, que tuvo la suerte de contar con unos padres maravillosos que hicieron de su infancia un remanso de paz, una época llena de fantasía, sueños, ilusiones y juegos. Al ser hija única, vio volcados en su persona todos los afectos, atenciones y afanes. Su padre, empresario exitoso, se empeñó en llenar su existencia de luz. Y vaya si lo logró: la iluminó por completo.

  
     

 

Gracias a ello, Ana aprendió, desde edad muy temprana, a amar ese maravilloso mundo lleno de cera, parafinas, pabilos, aditivos, fragan-cias, láminas de sebo, colores y moldes.

  

Comenzó por permitirle la entrada sin restricciones a la fábrica de velas de la cual era propietario. Gracias a ello, Ana aprendió, desde edad muy temprana, a amar ese maravilloso mundo lleno de cera, parafinas, pabilos, aditivos, fragancias, láminas de sebo, colores y moldes. Simplemente, le parecía fascinante todo aquello. Participar en ese acto maravilloso que implicaba utilizar los materiales disponibles en el planeta para transformarlos en pequeñas obras de arte capaces de dar luz, era tanto como ser testigo de un milagro divino.

Desde muy pequeña, comenzó con sus primeros experimentos. Al principio, le explicaron cómo concebir velas de gel y parafina líquida, que no representaban ningún peligro para ella; luego, las que se hacían con placas de cera; después, las que se moldeaban como si se tratara de una escultura. Y, finalmente, pudo crear un cirio de verdad, con todas las fases de creación que implicaban y le fueron revelados los secretos del derretido de la cera, la pigmentación, el lograr encapsular el aroma para que se desprendiera delicadamente mientras el fuego abrazaba la vela, la elección del pabilo, el llenado del molde, el vaciado, el lograr un acabado perfecto y, finalmente, la presentación. Ana se sentía arrobada ante aquel mundo insólito y apasionante que se abría ante sus ojos aún candorosos. Le gustaba sentirse una diosa creadora de criaturas luminosas.

Cada vela que realizaba era empacada primorosamente para que pudiera llevársela a casa y encenderla con tranquilidad comprobando la combustión de la misma. Sin embargo, Ana no quería ver el producto de sus esfuerzos consumirse hasta quedar convertido en nada, y así, en cuanto llegaban, eran guardadas con sumo cuidado en un armario de su habitación destinado a ese fin: atesorar sus creaciones.

Don Clemente la reñía intentando hacerla entrar en razón:

—Por Dios, criatura, si todas las personas guardaran las velas sin encender, no tendríamos ni un mendrugo de pan que llevarnos a la boca. Enciende tus velas, por favor; ésa es su finalidad: ¡dar luz!, y no, permanecer en el fondo de un armario envueltas en papel de colores.

Pero para Ana, nada importaban estas advertencias ni consejos.

Una tarde, sentada en la sala de su casa, hojeando con indiferencia una revista, se detuvo a mirar las expresiones de los rostros infantiles retratados en ella. De pronto, una duda la asaltó. Corrió para preguntarle a su mamá:

—¿Todos los niños en el mundo son tan felices como yo?

Doña Silvia guardó silencio al tiempo que su rostro se volvió serio y pensativo. ¿Cómo explicarle a una pequeña de diez años escasos que hay más niños infelices que felices sobre el planeta? Pensó en las decenas de ellos, incluso recién nacidos, que eran negociados y vendidos al mejor postor para luego ser utilizados como señuelos y obtener limosnas más jugosas a través de ellos, o los otros que eran manejados para realizar trabajos pesados y que vivían en condiciones infrahumanas, sin saber lo que era una caricia o una palabra de afecto.

Pero también estaban los rostros anónimos de ojillos tristes que aparecían en las fotografías bélicas con fusiles en la mano. Y los que servían como carne de cañón para explorar territorios dudosos y comprobar que no hay minas terrestres por donde van a pasar los soldados.

  

     

Cada noche, fabricaba una vela, y, mientras derretía la parafina en la estufa, oraba con toda el alma para que esos desdichados encontraran la luz.

 
  

Ante la mirada inquisidora de su hija, Silvia bajó la mirada avergonzada, no porque ella personalmente hubiera realizado acciones deplorables en detrimento de la infancia, sino porque guardaba silencio. Todas las noches, al apagar la luz de su habitación, pensaba en aquellos niños que con terror esperan dentro de una estancia inhóspita y gris la llegada de aquel que profanaría su cuerpo con infrahumana lascivia, que borraría con golpes y caricias malsanas todo rastro de inocencia que pudiera haber resistido el infierno vivido desde que fueron secuestrados, entregados, comerciados o sacrificados, o todas esas cosas a la vez.

¿Y qué decir de aquellos que saltaban a la fama de la inmoralidad como protagonistas de filmes pornográficos, obligados a realizar acciones infamantes y pervertidas a través de las cuales, además de la ropa, les arrancaban la dignidad?

No, exponerle a su hija cada una de estas cosas era como robarle la inocencia y la felicidad. Había mucha maldad y porquería en todos lados, sin distinción de extractos sociales, países, continentes o nivel cultural.

¡Eran tantas las atrocidades cometidas cada día...! ¡Y tantas las criaturas que vivían en un terror constante, sin conocer la felicidad, la paz, el cariño...! Sólo por dinero... el mal del mundo y de los hombres.

Silvia, con lágrimas en los ojos, miró a su pequeña, que permanecía frente a ella totalmente confundida, y, al advertir en su inocente rostro una repentina tristeza, la abrazó fuertemente para consolarla.

—¿Por qué lloras? —le preguntó la chiquilla.

—Lloro, porque no todos los niños del mundo son tan felices como tú. En este mismo momento, decenas de ellos están padeciendo un verdadero infierno sin tener el más mínimo resquicio de salvación.

—¿Ellos no tienen una mamá y un papá que los protejan?

—Algunos los tienen. Muchos están siendo buscados por mar y tierra con desesperación por ellos, otros no... Están solos.

—Vaya, ahora entiendo por qué el mar es salado, las lágrimas de Dios han de ser constantes. ¿Es cierto que cuando una persona muere se debe encender una vela para que su alma encuentre el camino hacia el cielo?

—Bueno, ya sabes lo que dice tu papá: la luz de una vela es una esperanza que renace.

La conversación terminó. Pero las palabras de Silvia se quedaron en el corazón de Ana toda su vida. Siempre agradeció su honestidad al hablarle de la realidad del mundo en el que estaban viviendo, porque, al paso de los años, había aprendido que lo correcto no era ignorar para no sufrir, sino saber para corregir.

Sabía que ella sola no podía acabar con las injusticias de un planeta que carecía de ecuanimidad; sin embargo, continuó con la misma labor que inició aquella tarde después de conversar con su madre. Cada noche, fabricaba una vela, y, mientras derretía la parafina en la estufa, oraba con toda el alma para que esos desdichados encontraran la luz. Por la mañana, vaciaba el molde y, camino a la escuela, se detenía en la iglesia para dejarla encendida con una dedicatoria pintada sobre su superficie:

«Para que los niños recobren su libertad y dejen de ser esclavos.

Para que los niños recuperen su dignidad.

Para los niños que padecen la guerra y sus horrores.

Para los niños cuya inocencia fue mancillada.

Para que los niños perdidos sean rescatados.»

  
     

 

La “Hacedora de Velas” conseguía, cada vez que encendía una luz, que el mar dejara de ser tan salado y que el silencio fuera rasgado con menos frecuencia por un grito infantil ate-rrador.

  

Con el paso del tiempo, la gente llegó a conocerla como la “Hacedora de Velas”. Muchas personas le escribían cartas pidiéndole que fabricara y encendiera una vela por sus hijos desaparecidos. De esta manera, sus creaciones comenzaron a tener personalidad, rostro y nombre. Las miradas, que casi siempre permanecían indiferentes, comenzaron a voltear. Se hizo más pausible la presencia de alguna mujer en la calle con un niño aparentemente dormido en brazos, pero, en realidad, drogado, pidiendo limosna. El reproche las hizo huir. Gracias a los medios de comunicación que periódicamente comentaban la misión autoimpuesta de la “Hacedora de Velas”, mostrando los rostros y nombres de niños desaparecidos que ella misma pintaba con maestría en la superficie de sus velas éstos se volvieron, de pronto, conocidos, entorpeciendo el tráfico de infantes.

A sus velas, se sumaron las de otras de personas que deseaban ayudar en su labor, cansadas de su propia indiferencia. La solidaridad ante el sufrimiento ajeno fue más común y el respeto a la infancia, una exigencia popular. Mujeres irresponsables que dieron vida a un nuevo ser sin desearlo dejaron de abandonarlos, pararon de entregarlos a cualquiera que se ofreciera a liberarlas de la carga incómoda que suponía el recién llegado.

Tal vez, ni siquiera la misma Ana era conciente de lo que había logrado con su minuciosa tarea, pero lo cierto era que la “Hacedora de Velas” conseguía, cada vez que encendía una luz, que el mar dejara de ser tan salado y que el silencio fuera rasgado con menos frecuencia por un grito infantil aterrador, quizás porque las palabras de Don Clemente tenían algo de verdad: «Había que encender las velas para que se cumpliera su cometido: ¡Dar luz!».

  

  

Elena Ortiz Muñiz (México, D.F., 1971). Licenciada en Ciencias de la Comunicación egresada de la Universidad Franco Mexicana S.C. Miembro activo de las páginas literarias Escritores Latinoamericanos, Unión de Escritores Hispanoamericanos, El Rincón del Poeta y El Rincón de los Escritores. En este último ha logrado obtener algunos premios por mejores escritos del mes. Ha formado parte de la antología digital Mejores Escritos del Rincón con el poema "Un beso" y "Que no se borre la vida" y de la Antología editada por Iwith en la editorial Bubok. Ganadora de accésit y mención especial en la revista literaria Katharsis y finalista del II Certamen de microrelatos para abogados convocados por la página abogados. Ha publicado también en diferentes revistas literarias. Es subdirectora de la revista literaria Molino de Letras (www.molinodeletras.net).

miércoles, 6 de septiembre de 2023

CUENTOS CONTRA LA FRUSTRACIÓN

 

No pides que los hechos sucedan como quieras, pero quiere que los hechos sucedan como hacen, y hallarás la paz.
Epicteto, filósofo estoico

El cuento que no quería escribirse. Un cuento contra la frustración



Un bonito cuento que habla sobre qué hacer cuando algo no sale como nosotros esperábamos





A menudo la gente se empeña en que las cosas sean como las han imaginado, y cuando no lo son les da una pataleta, y no ven alternativas. El cuento que no quería escribirse es la historia de una niña que quería escribir un cuento pero no podía. ¿Qué pasará al final?, ¿podrá tener su cuento? Te contamos este cuento contra la frustración.      



Cuento sobre la frustración - El cuento que no quería escribirse


El papel estaba en blanco. Savannah debía escribir un cuento para su clase de Lengua, pero el lápiz no se dejaba agarrar. Este bailaba sobre la mesa junto a las pinturas de colores. Era tal la fiesta que al color amarillo le dio un ataque de risa y acabó caído en el suelo. A la pequeña niña no le quedó más remedio que unirse al baile. Cuando sonaba un vals, Savannah consiguió engañar al lápiz y al fin pudo dominarlo.

Sobre el papel escribió 'Érase una vez', pero las letras desaparecían al instante. Probó entonces con 'Había una vez' y el resultado fue el mismo. Savannah lo intentó de muchas maneras y para ello no dejó fórmula sin probar: 'En un lugar muy lejano', 'En el antiguo reino'? pero nada funcionaba.

Como no se daba por vencida decidió empezar el cuento por el final. Y así, con mucho cuidado y bien despacito, escribió 'Colorín colorado, este cuento se ha acabado'. Apenas duraron unos minutos las palabras en el papel. Estas acabaron estallando en unos coloridos fuegos artificiales.

Savannah no estaba consiguiendo escribir su cuento, pero tenía que reconocer que se lo estaba pasando muy bien. La mesa de estudio parecía el escenario de un gran espectáculo. Así que decidió dejarse llevar y unirse a la fiesta. Jugó con todas las pinturas, cantó con el lápiz e hizo un vestido para su muñeca con los papeles.

Al día siguiente, entró en la clase de Lengua con la cabeza bien alta. Aunque no llevaba el cuento escrito como el resto de sus compañeros no estaba preocupada. Había aprendido que a veces aunque se intentan hacer bien las cosas estas no salen como las habíamos pensado. Lo importante era haberlo intentado y haber buscado una solución alternativa. Así, cuando la profesora le pidió su cuento, Savannah le explicó los problemas que había tenido para escribirlo. Sin embargo, su cuento estaba en su cabeza y acudió a la tradición oral para narrarlo en voz alta a sus amigos.


La fiesta de cumpleaños


Martina espera la llegada de su cumpleaños todos los años con gran entusiasmo. Es una cita imprescindible en su calendario, porque significa que habrá una gran fiesta con amigos, familia, comida deliciosa y por supuesto, regalos.

Así que Martina cuenta los días para la esperada celebración; todo está preparado, pensado y organizado. Pero cuando llega el día de su fiesta, lo único que Martina no ha podido prever... es que llueve y tendrán que quedarse en casa en lugar de ir al parque.

A partir de ahí todo empieza a ir mal. La mala suerte parece haberse empeñado en que Martina no pueda celebrar el cumpleaños que tanto deseaba y nada sale como ella esperaba. Sus tíos no pueden venir, la tarta se cae al suelo y el hámster se escapa por el suelo del comedor haciendo que los invitados lancen los regalos por los aires...y Martina acaba encerrada en su habitación, llorando.

Martina no se puede creer que aquello le esté pasando a ella; es injusto que una niña no pueda celebrar su cumpleaños. Por suerte, su madre ve las cosas de otra manera. A pesar de todos los imprevistos, su madre parece feliz de poder celebrar ese día con la gente que quiere. Después de ese día, Martina aprenderá la importancia de tolerar la frustración, no darle demasiada importancia a las cosas que no salen como nos gustaría y sobre todo, a disfrutar del momento. 

LA FIESTA DE CUMPLEAÑOS

Uno, dos, tres, cuatro... y así hasta veintiséis eran los días que Martina contó en el calendario para llegar a 
la fecha que hacía meses había señalado en rojo: el día de su cumpleaños.
Martina esperaba ese día desde el mismo instante en que soplaba las velas del cumpleaños anterior y se 
pasaba todo el año imaginando como sería su próxima fiesta. Quienes serían los invitados, qué camiseta se 
pondría, como debía ser el pastel, e incluso qué regalos le tenían que regalar.

Martina lo imaginaba todo porque quería que las cosas salieran exactamente como las planeaba. No le 
gustaban los contratiempos y estaba convencida de que era mucho mejor tener bien claro cómo debía ser 
algo para que todo saliera perfecto. Así pues, Martina siempre sabía con quién se sentaría en el autocar si 
iban de excursión, qué pijama se pondría si iba a dormir a casa de un amigo, o incluso qué merienda comería 
cuando llegara a casa después del colegio.
Le gustaba que las cosas pasaran tal y como las imaginaba y ahora solo le quedaban veintiséis días para 
acabar de decidir que el pastel tenía que ser de tres pisos y con mermelada de anís, los regalos debían 
empezar por la letra C , y quería exactamente dieciocho invitados, ni uno más ni uno menos. Martina ya lo 
tenía todo organizado y tan solo le quedaba esperar el gran día, 14, 15, 16... 24, 25... y por fin el día 
señalado. ¡El día de su cumpleaños!
—¡¡¡¡Mamá!!!! ¡Llueve! — Exclamó Martina cuando abrió los ojos y vio el agua chorreando al otro lado de la 
ventana.
— Me parece que no podremos salir al parque, tendremos que hacer la fiesta en casa. — Dijo su madre. —
Pero seguro que también nos divertiremos.
¡Pero qué dices! ¿Qué tenía de divertido celebrar una fiesta en el comedor? Pensó Martina. Y un nubarrón de 
mal humor se le instaló en el vientre.

—¡No quiero! —Gritó Martina. —Será un desastre.
Pero por suerte, a los invitados no les dio miedo la lluvia y a medida que iban llegando, a Martina no le 
quedó más remedio que salir de su habitación a saludar. Estaban los abuelos, la tía, las amigas y los amigos, e 
incluso una señora que no conocía de nada pero que insistía en que era una amiga de la familia que hacía 
años se fue a vivir al extranjero. Pero por más que el comedor se veía lleno de gente, Martina se dio cuenta 
de que solo había 17 invitados.
—¿Dónde están los tíos? —Preguntó.
—Han tenido que ir al hospital, parece que hoy nacerá tu prima. — Dijo 
contento su padre.
—¿¿¿Y no vendrán a mi fiesta??? —Exclamó enfurecida Martina.
Pero era evidente que no y la nube en el vientre de Martina aún creció más.
Ni parque, ni tíos, ¿qué más podía salir mal?
—¡Cuidado que llevo el pastel! —Gritó su padre. Y por la puerta del comedor apareció el hombre con un 
precioso pastel de tres pisos, que intentaba llegar a la mesa esquivando invitados. A punto estuvo de 
conseguirlo sino fuera porque la señora aquella que Martina no había invitado estornudó, y del susto la 
abuela hizo un bote que dio un golpe en el brazo de su padre, que se desequilibró y terminó tirando el pastel 
sobre la mesa.
—¡Eso es un desastre! —Gritó Martina. Y por más que su padre y el resto de invitados reían contentos y 
divertidos, Martina ya no lo soportó más y corrió a encerrarse en su habitación.
—Martina ... —Susurró su abuelo desde el otro lado de la puerta. —Ven que te perderás los regalos.
Y Martina, a pesar de sentir como aquella nube oscura le subía por el pecho, decidió hacer de tripas corazón 
y volver de nuevo al comedor.
Allí le esperaban un montón de paquetes decorados con lazos de colores y Martina abrió uno. Era un Casco 
de astronauta que le pareció muy divertido, después abrió unas Cartas para hacer magia y finalmente una 
Caseta nueva para el hámster. Vaya, parecía que esto de los regalos estaba saliendo bastante bien. Todo el 
mundo había seguido sus indicaciones. Pero cuando quiso buscar el hámster para mostrarle su nuevo hogar, 
el animal se escapó. ¡Vigilad que no lo piséis! -gritó la madre. 
Y hubo quien se subió a una silla y con las prisas tiró una de las bebidas sobre las cartas, otro subió arriba la 
mesa y con los nervios hizo caer el casco que se rompió, y aunque un tercero cogió la caseta nueva y 
persiguió al animal hasta cazarlo, pero por el camino fue pisando todos los paquetes para abrir y quedaron 
bien aplastados.
Martina no se podía creer lo que estaba pasando y cuando vio el comedor lleno de invitados ensartados allí 
donde podían, los regalos rotos, el pastel aplastado y un charco de bebida pegajosa esparcida por el suelo, 
sintió como la nube que hasta ahora aguantaba en el pecho, le subía por la garganta y se le escapaba por los 
ojos con un llanto descontrolado.
Este no era en absoluto el cumpleaños que ella había imaginado. Y triste y enfadada volvió a encerrarse en 
su habitación.
Ya no tenía ganas de empezar a contar los días para la próxima fiesta. Ya no quería preparar nada porque 
nada salía como ella quería. Todo era un desastre y ni siquiera quiso contestar cuando su amiga Lia se acercó 
al otro lado de la puerta para decirle que aquella había sido la fiesta de cumpleaños más divertida del 
mundo. Tampoco respondió cuando Pedro y Biel exclamaron contentos que querían que Martina les ayudara 
a preparar sus fiestas si debían ser como aquella y aún oyó a la señora que venía del extranjero 
lamentándose por no haber asistido a ningún otro aniversario tan fantástico como aquel.
¿Cómo podía ser que todo el mundo se lo estuviera pasando bien menos ella?
— En la vida tienes que aprender a divertirte con lo que tienes. – Dijo su madre que había entrado en la
habitación y parecía que le leía los pensamientos. – Si las cosas siempre fueran como las imaginas, la vida
sería muy aburrida. Y nunca podrían pasar cosas nuevas ni podrías descubrir nada diferente que no tenías
previsto.
El nubarrón de Martina parecía que poco a poco se hacía más pequeño. Ya no lloraba pero todavía le
quemaba un poco el pecho.
Pero mamá, yo quería que mi fiesta de cumpleaños fuera perfecta.
— Y lo ha sido. — Dijo su madre sonriente — Ha sido
perfectamente divertida y sorprendente.

De repente Martina se dio cuenta de que sí había sido divertido lo del pastel, e incluso reconoció que ver al 
abuelo subido a una silla le había hecho gracia. Oír el acento de la señora extranjera era muy divertido... Pero 
entonces el timbre de la puerta le detuvo los pensamientos. ¿Quién será ahora? Pensó. Y poco imaginó que 
al abrir la puerta encontraría a los tíos de Reus con un pequeño bebé en brazos que venían a felicitarla.
— ¡Qué bonita es! — Dijo Martina emocionada.
Y cogiendo a su nueva prima se dio cuenta de que nunca en la vida habría podido imaginar algo semejante. 
Qué suerte que en lugar de diecisiete invitados hubieran acabado siendo veinte. Qué suerte que a veces la 
vida no es como uno la imagina.

Fin.

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LA NIÑA QUE QUERÍA SU FIESTA

Lisette y su mamá preparan su fiesta de cumpleaños número 7. Será una fiesta muy bonita y habrá muchos invitados. Algo sucede de imprevisto que dirigirá las cosas de manera sorprendente...


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Disappointment is a Wave / La decepción es una ola (en inglés):





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Y, ahora, un poema:

Con sarcasmo e ironía, el poeta británico victoriano A.E. (Alfred Edward) Housman nos aconseja prepararnos para un mundo que puede contener “mucho bien, pero aún mucho más mal”. Las soluciones escapistas como la embriaguez ofrecen sólo respuestas falsas e ilusorias. La mejor baza, según Housman, es “entrenarse para lo adverso, no para lo que irá bien”, por ende, armarse contra todas las injusticias que la vida nos brinda. Como modelo nos sugiere a un rey que se hizo inmune a los venenos tomando pequeñas dosis cada día (en la vida real, se puede desarrollar literalmente tolerancia al arsénico, como en El nombre de la rosa o La princesa prometida). Hay algo de cinismo en el poema, pero también hay una buena y dura verdad: hemos de practicar preparándonos para todas las adversidades de la vida.

Para alguien del eneatipo 7, es una dura prueba pero un poema muy sabio y un espejo que nos dice cómo hemos de afrontar los contratiempos: hemos de aprender a “tolerar el arsénico” de las experiencias adversas y de las emociones negativas.

TERENCE, ESTO SON ESTUPIDECES…

de A.E. Housman

Traducción libre de Sandra Dermark

el 9 de junio de MMXXII

“Terence, esto son estupideces:

devoras tus alimentos bastantes veces…

No hay nada raro en ti, está bien claro

por cómo vas tus birras empinando…

Pero… ¡cielos! Compones versos…

¡los más dolorosos del universo!

La vaca, la vieja vaca, está muerta:

descansa bien, la astada tuerta.

¡Pobres diablos! Ahora es nuestra suerte

de escuchar los versos que le dieron muerte.

Hermoso gesto de amistad

a tus colegas con versos matar

de malvada mortal melancolía…

¡Venga, toca algo con garbo y alegría!”

Si es garbo y danza lo que usted prefiere,

hay instrumentos más que el verso alegres…

¿Por qué cultivan lúpulo en el campo?

¿Para qué se fundó La Cruz del Campo?

Nobles de este país destilan licor

más alegre que las Musas y que el petricor.

Birra, hijo, birra es lo que hay que tomar

si te duele o te hace sufrir pensar.

Mira hasta el fondo de la lata

para ver el mundo como no es, papanatas.

Y, créeme, es placentero hasta que pasa:

en el que tiene fin está la guasa.

A la feria un sábado de tarde me marché,

y allí la corbata quién sabe dónde extravié,

y llevé de vuelta a casa, dando botes y brincos,

en mi interior de birra pintas y tercios y quintos,

y el mundo era nada de espinas, todo pétalos de rosa,

y yo era la persona más competente y hermosa,

y en la preciosa y sucia acequia me acosté…

feliz hasta que me desperté…

Entonces vi que el mundo era el mismo de siempre,

y yo la misma persona de siempre,

aunque toda mi ropa

iba de rocío hecha una sopa…

y nada más quedaba en esta vida

que volver a la casilla de salida.

Por esto, ya que en este mundo hay

mucho bien, pero aún más mal,

y, mientras duren el sol y la luna,

casual es la buena, segura la adversa fortuna,

como los sabios a esto enfréntate,

y entrénate para lo adverso, no para lo que irá bien.

Verdad que estos consejos que se ofrecen

no son como la cerveza tan alegres:

del tallo de la experiencia, que marcó mi mano,

los exprimí en un paraje hastiado:

mas son para vosotros: si el sabor es fuerte,

mejor en la hora de la adversa suerte.

Harán bien a la mente y al corazón

cuando la vida no muestre compasión,

y con vosotros trabaré amistad

en cualquier día oscuro, nublado, de tempestad.

Érase en el lejano Oriente un rey

y allí, en los festines, de vida es ley

que los monarcas ingieran, antes de haberlo pensado,

su porción de alimento envenenado.

Él tomó primero un poco, y luego más,

y probó todo lo que le pudiera matar.

Y alegre, sonriendo, experimentado, feliz,

estaba sentado el rey a la hora de los brindis.

Si le ponían arsénico en el vino al escanciar,

temblaban al verle la copa hasta el fondo apurar,

pálidos como sus camisas, mirando fijamente:

su propio veneno había hecho efecto en ellos, era evidente.

Yo reescribo el relato que una vez pude escuchar

y sé que aquel sabio monarca murió de avanzada edad.


miércoles, 5 de octubre de 2022

ROSALINE, GODOT, AND ALL THE OTHERS

So I am listening to Grimm Reading Podcast's Christmas Special 2021, just because it features "the decidedly Dickensian tale The Story of a Cat by Mary De Morgan." (as said by the podcasters themselves). I am always eager to listen to some old unsung Victorian literary fairytale, especially if it has been forgotten because of its author's gender and/or sexuality (in this case, it is only the former). As I listened, I found it hard to connect with the tale's leading gentleman because of his gender, old age, and insufferably misanthropic personality... "The Story of a Cat" failed to pique my interest until a secondary character, a male so-called "acquaintance," mentions an upcoming Cat Show and another character who is sure to make an appearance:

"...for the new Princess is quite crazy about cats, and she is coming to it (the Show), and it is said she doesn't mind what she gets for a cat if she sees one she likes."

So I waited with bated breath all story long for the Show... ever since the acquaintance said "the new Princess" and every "she" in that sentence he uttered thereafter. Here was a young female character I could relate to, as young and female and crazy about cats as I was! But there was no Cat Show and no Princess in the story except for that mention made by the acquaintance; everything was confined to the leading gentleman's townhouse, to my utter disappointment.

I was not the only one. Apparently the podcasters were disappointed too. I quote them: "We were promised the Princess at a Cat Show... and I was like WHOA! I wish we'd gone there, but ..." It was as if the podcasters had been reading my mind.

Nevertheless, "the new Princess" in "The Story of a Cat" by Mary de Morgan did something else aside from only being mentioned and never appearing in person/in the flesh; that disappointment did send me down a pretty interesting rabbit hole about fictional characters who share that distinction. The proper term, in narratology, is UNSEEN CHARACTER. And our one-sentence royal du jour is not the only one.

Anyone familiar with Romeo and Juliet knows that, before Mercutio spurred Romeo on to sneak into the Capulets' masquerade ball, the Montague scion was pining for a certain unrequited Rosaline, of whom we neither get to see hide nor hair, in spite of Romeo's praises of her. Rosaline is maybe one of the first unseen characters that come to mind and one of the most famous in the Western canon, maybe because she was the Bard's creation.

In Waiting for Godot, a series of characters while away the hours waiting for, well, whom else? Yet Godot never shows up; he is only mentioned by the rest of the cast, making him another classic unseen character. 

How old are unseen characters as a plot device? According to Wikipedia, already the Ancient Greeks wrote unseen characters. In Oedipus Rex, King Laius and the Corinthian royals Polybos and Periboea are prime examples. So is Jason's new wife (Creusa or Glauke, depending on whom you ask) in Medea. All of these characters are only mentioned, never make an appearance, yet they are crucially relevant to the plot of the Greek tragedies in which they are named.

A more recent example of unseen character in 20th-century mass media would be Mrs. Columbo. Lieutenant Columbo mentions his wife constantly, yet we never get to see her in the flesh throughout the TV series.

In French, unseen characters are referred to by the eponym ARLÉSIENNE, referring to the title character and love interest in a popular French play, who, just like Godot, happens to be an unseen character. The term has even trascended narratology into common everyday life: "jouer l'arlésienne," literally "to play the Arlésienne/the unseen character," means to be on everyone's lips/the subject of everyone's conversations without showing up in society. "Une arlésienne" is also an idiom for an event that is very expected to come, but that never occurs.

There are unseen characters and unseen characters, depending on their degrees of plot relevance: from tertiary or quaternary characters (Rosaline in Romeo and Juliet, or the new Princess in "The Story of a Cat") to titular roles (Godot or the Arlésienne) via hinge characters, ie vital secondary roles that cannot be disposed of (Jason's new wife, Laius, Polybos and Periboea): one can see them, just like the seen characters in their respective stories, as planets orbiting nearer or further away from the suns that are the stories' leading men and/or ladies. Also Mary Anne, the White Rabbit's human maid, is an arlésienne (though she appears in headcanons like Heartless, about the youth of the Queen of Hearts, or Unbirthday, in the Twisted Tale series!). Another ghost character would be the Dursleys' friend Yvonne, who is unable to babysit Harry because she is on summer holiday on Majorca.

According to Wikipedia, "Unseen characters are causal figures included in dramatic works to motivate the onstage characters to a certain course of action and advance the plot, but their presence is unnecessary. Indeed, their absence makes them appear more powerful because they are only known by inference. The use of an unseen character takes advantage of one of the simplest but most powerful theatrical devices: the manner in which verbal references can make an offstage character extraordinarily real [...] to an audience, exploiting the audience's tendency to create visual images of imaginary characters in their mind."


domingo, 16 de mayo de 2021

'Disappointment' by Enid Blyton.


'Disappointment' by Enid Blyton.

Once I found a fairy
In my cup of tea.
She was nearly drowned
And wet as wet could be.
I picked her out and dried her
And asked her if she'd stay;
"Oh, no," she said, "I mustn't,"
And off she flew away.

lunes, 6 de mayo de 2019

EN QUE ... RESULTAN NO SER ESPAÑOLES

Star*Twinkle Pretty Cure
Episode 14 - My Own Review
EN QUE ... RESULTAN NO SER ESPAÑOLES

https://angryanimebitches.com/2019/05/star-twinkle-precure-episode-14/

The fourteenth episode of Star ☆ Twinkle quite simply focuses on Elena’s family. However, one of her younger siblings doesn’t seem to be too fond of them.




Elena’s family
Izda-dcha: Takuto, Kaede (mamá), Ana, Carlos (papá), Ikuto, Reina. (Ausentes: Elena y Tomás)



This episode pretty much starts with Hikaru, Lala, and Madoka meeting Elena’s family. This episode confirms that Elena’s dad Carlos is Hispanic Mexican (ESPAÑOL NO -- FACEPALM!!), and her mum Kaede is an interpreter. The two met whilst she was in Mexico, and they went on to have quite a large family (seven!).


Tomás doesn’t join in with his family’s dancing
Whilst most of the family are happy to dance around, one of them is not. That is Tomás, the first of Elena’s younger siblings. He doesn’t think his family is normal, and that isn’t helped by classmates calling his parents weird when they were dancing and holding hands (Not only because of the dark-skin and interracial elements: Hispanic outspokenness, loudness, and emphasis on physical contact clash A LOT with Japanese culture -- reminding me of equal personal trauma in my first and only time in the UK so far!).







At one point Tomás gets angry enough to run away. Lala ends up finding him, and it isn’t long before trouble finds them both in the form of Tenjou – with a new Princess Star Colour Pen.
Tenjou turns Tomás into the monster of the week
Tomás is made into a KNottrigger, and Tenjou does a ‘Make my monster grow!’ bit. The other girls arrive, and it is time for PreCures to do their usual thing.






Cure Soleil admits she thought her family was odd when she was younger
During the battle, Cure Soleil is able to get through to Tomás. With a little help from Cure Star, she is able to get the Scorpio Princess Star Colour Pen from Tenjou. PreCures defeat the 'trigger, returning Tomás to normal.
Scorpio Fuwa
Tenjou retreats after losing the Princess Star Colour Pen. With the Scorpio Princess Star Colour Pen now in their possession, one more Star Princess is awakened.
Scorpio Princess


After the whole princess awakening process, PreCures return to Earth. Tomás wakes and apologises for his actions earlier, and seems to be more accepting of his family now. All’s well that ends well.
Well, this was certainly an episode of Star ☆ Twinkle. I don’t particularly have all that much to say about it; it done its job. We got to learn a bit more about Elena’s family, and er… well, that was pretty much it.
Not a bad episode, but there have been others that treated the issues of racism and culture shock in a more ham-fisted way. So it could have been worse...
Next episode certainly looks like it has potential, though.
Tomás is very lucky to have loving parents. He should see how Emiru's family behaved despite their status. Her parents are living in their own world even to the end of the series and her grandfather is still as stubborn as ever. Only Masato and Emi herself, the youngest generation, are the Aisakis who have changed the most for the best, even coming out as part of their coming of age. Tomás should count himself lucky since his parents expressed their love very openly like a lot of western families do and shouldn't be down by peer pressure or racist remarks. 

This week we turn to Elena’s interracial family, where we see one of her brothers struggling with how a friend of his told him his parents are crazy for holding hands and dancing everywhere, and being so loud. The innocently racist comment hurt him, and he became self conscious of what people thought of them ever since.
It didn’t take me long to realize the direction the episode was going, but I am quite happy to this series diving into the subject of addressing the struggles of kids born from mixed families with different cultural backgrounds. I thought it was handled well by utilizing Lala’s character as a foreigner who hails from another planet. Lala was able to talk to Tom about her dialect, and shared bits about her culture, such as instead of holding hands they touch their feelers and dance with them. She goes a step further by sharing how every culture has their own thing, but none of them were weird, nor does it make them any less normal than anyone else.
I really enjoyed the episode. It’s good to see them using Elena’s character and her family background to expand onto these subjects. Elena’s parents are especially endearing, and I love how affectionate they are. It’s also worth noting we are actually seeing how different each of the girls’ family dynamics are, which gives us a great insight to their character. Elena’s is radiant to say the least, making it a stark contrast to Madoka’s solemn household, I would say Hikaru’s family is definitely in the middle. Now it makes me curious about what Lala’s family dynamic is like, so I wonder if we will ever get the chance to see it!
But goodness, did anyone else get mildly freaked out with the way they transformed Touma into an enemy? They litterally made him into one of their own, and turned him giant! And then they made his chupa-chups into a weapon! To that I was like, “Well shit, I wouldn’t want to be hit by THAT!” He seriously gave the girls a run for their money this week, also in part of the Scorpio Pen, which Tenjou had found while she was roaming around worlds, actually doing her job.
Next week, the girls are off to another planet! Looks like it’s going to be a tricky one with the pen being at an auction house! Let’s see how the girls will tackle this one!



MY OWN HUMBLE OPINION:
¡No eran españoles al fin y al cabo! - Lo cual conlleva que la única Cure española en cánon está inspirada en un deporte de sangre (facepalm!) - necesito un carajillo para aceptar la realidad.
Carlos y Kaede la traductora-intérprete: de hecho que los padres de Elena y sus hermanitos resuenan mucho con mi propia historia, a pesar de que los míos se desenamoraron antes de poder tener más descendencia, dejándome hija única.
Racismo en este ánime: pobre Tomasito para sufrir el acoso en clase por tener la tez más oscura y un talante más latino. Y que se convirtiera en la víctima de turno... eso era de esperar.

En el frente de los Pens: ¡¡ESCORPIO!! - Cinco pens, y quedan siete. También tenemos el primer pen de un signo de agua, lo cual significa que todos los elementos ya están representados. Pero queda la cualidad mutable.
Poderes:
Fuwa (Stingwa):

Princesa:

¡Qué trenza, qué corbatín, qué hombros desnudos... una princesa sexy para el signo más sexy del zodiaco occidental!


IN NEXT EPISODE (15):
Why don't we keep it a surprise...?