miércoles, 23 de octubre de 2019

PELELE - Un juego del Siglo de Oro


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“Pelele” se llama un antiguo juego español de fiesta y de feria que consiste en lanzar a un muñeco a tamaño real arriba y abajo con una gran tela (“mantearlo”). Se supone que el pelele representa a un personaje público generalmente despreciado (p. ej. Rodrigo Rato en la actualidad), del que se escenifica la ejecución ceremonial. En general eran y son las jóvenes españolas quienes dan rienda suelta a su indignación en lo que respecta al machismo y al patriarcado de este modo.
Cuando lanzan bruscamente al muñeco, cantan alguna de las canciones satíricas tradicionales que forman parte del juego, por ejemplo ésta:
El pelele está malo,
¿qué le daremos?
Agua de caracoles,
que cría cuernos.
Uno de los cuadros más famosos de Goya muestra el manteo de un pelele capturado al vuelo, mientras que el compositor Enrique Granados invoca al espíritu del juego en su brillante pieza para piano titulada El Pelele.
También los varones mantean peleles. Es un juego unisex, especialmente popular en tiempos de Carnaval. En realidad, la cronología de este juego tal y como lo conocemos puede trazarse hasta una costumbre pagana primaveral: el sacrificio ritual del viejo “espíritu-árbol” al celebrar el equinoccio de primavera y el retorno del nuevo rey del bosque. En los Abruzzos, un espantapájaros se lleva en procesión aupado de pueblo en pueblo para señalar el inicio de los Carnavales. En vísperas del Miércoles de Ceniza, al final de las celebraciones, éste recibe un manteo ceremonial con una vieja sábana o frazada. Otra versión más macabra del ritual, celebrada otrora en toda Europa, implicaba mantear a un perro vivo y enrollarlo en la manta durante las mismas fechas.
También se han expuesto a personas vivas, en su día, al mismo tratamiento. En la Inglaterra de Shakespeare, el manteo era una expresión de insatisfacción pública, a caballo entre la broma y el castigo. Un autor del siglo XVI trata al manteo de “ejercicio deshonroso”. “Voy a mantear a ese canalla”, dice el personaje de Falstaff cuando un compañero se burla de él.
También el escudero de nuestro Quijote, el tolerante Sancho Panza, tiene que pasar por el aro del ridículo y ser manteado vivo cuando unos graciosos la toman con él en la venta de Maritornes.
El pueblo inuit de Alaska toma ventaja del mismo principio con fines más positivos: su nalukatok, practicado tradicionalmente con un cuero de morsa y actualmente también con una lona de barco, es una importante forma de actividad física. Este juego ha evolucionado hasta convertirse en deporte de competición: cada participante es manteado por sus compañeros de equipo y ha de tomar suficiente impulso como para saltar al menos seis o siete metros en el aire durante el manteo. Todo el rato, intenta permanecer en pie el mayor tiempo posible, y continúa rebotando, arriba y abajo, hasta perder el equilibrio. Cuando, al final, le resulta imposible distinguir entre arriba y abajo, su siguiente compañero ha de relevarle. Gana quien es capaz de mantenerse en pie durante el mayor número de manteos.
Españolitas del siglo XVIII manteando a un pelele en un cuadro de Goya, 1780. Encargo de la manufactura real de tapices.
Muñeco (arriba, dcha.): un muñeco a tamaño real cosido a mano aumenta la esperanza de vida de las prendas viejas de ropa. Si le pintas la cara con rotulador indeleble, puedes darle su propia personalidad.
REGLAMENTO DEL JUEGO
Se puede mantear al pelele bajo techo, pero es más divertido al aire libre, sobre todo en el campo o en el parque, donde el muñeco puede lanzarse literalmente por los aires. Tres, cuatro o cinco jugadores extienden la tela en el suelo y dejan al muñeco en el centro de ésta. Cada jugador coge la tela por una esquina y, a la de tres, la tela se deja caer y luego se tensa, de modo que el muñeco es lanzado y vuela por los aires. Cada vez que vuelve a caer, se lo lanza manteándolo de nuevo, cada vez más alto. Los jugadores gritan de euforia con cada vuelo del pelele, y, a menudo, marcan el compás con una cancioncilla. Si no os gusta la del agua de caracoles, aquí tenéis otra:
“Pelele, pelele,
tu madre te quiere,
tu padre también.
Todos te queremos.
¡Arriba con él!”
PD. Si disponéis de pantalones largos y de una sudadera de otoño que no os quepan, podéis enviarlos a Cáritas… o aprovechar el “paso a paso” de aquí abajo para coser un muñeco que os haga de pelele, actor en vuestro teatro de títeres, compañero de cama y/o confidente (si no sabéis coser, pedidle a un hada costurera, mamá, tía, abuela, o amiga mayor que lance un hechizo de aguja). Los pies son calcetines cosidos a las perneras; la cabeza será una almohada pequeña, a la que se cose, o se pega con Super Glue, una peluca. Podemos emplear una almohada de emoji o comprar una en blanco y dibujarle la cara con rotulador indeleble.
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Este pelele casero vuela por los aires desde una manta a cuadros escoceses, manteado por cinco chicos, todos varones, del pueblo de Pedro Muñoz.
Un pelele político: caricatura británica de la era napoleónica que satiriza la situación de España en el momento, ya que muestra al usurpador José Bonaparte manteado por el pueblo español y sus aliados ingleses… ¡volando cual pelele, destronado y descoronado! A la izquierda, su hermano Napoleón observa la escena a caballo desde una distancia prudencial.
POSDATA. Si os sentís de un humor anticlerical, aquí va una tercera tonada para el manteo del pelele:
Debajo de la cama del señor cura
hay un canastillo de confitura.
Los confites grandes son para el ama
los más pequeñitos pa la criada.

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