jueves, 12 de marzo de 2015

Ha muerto Terry Pratchett

Ha muerto Terry Pratchett


12 de marzo de 2015



La Muerte se lo ha llevado a regañadientes, con la Muerte de las Ratas declarada en rebeldía, a los 66 años de edad.
El Hombre del Sombrero, el Maestro, sir Terry Pratchett, ha muerto a los 66 años de edad en su casa. La Muerte se lo ha llevado manteniendo una animada conversación en letras versalitas, pero la Muerte de las Ratas estaba tan abatida que ni siquiera ha aprovechado para despertar de una patada a su gato, que dormía en su cama.
Nos deja un genio de la palabra escrita (o dictada, últimamente) que iluminó el mundo con su obra inteligente y humanista, profundamente divertida y moral. Nos deja un hombre valiente que anunció al mundo que padecía atrofia cortical posterior y utilizó su fama para luchar contra el alzheimer del único modo posible, favoreciendo la investigación, aun sabiendo que su batalla particular estaba perdida. Que nunca dejó de escribir, que de hecho escribió más y publicó todo lo publicable cuando supo que se acercaba el final. Nos deja un buen hombre, de los que por desgracia nunca hay suficientes.
Nos deja un hombre, si permitís que me aparte un poco (más) de la nota necrológica al uso, que cambió mi vida y la de muchos, que dio forma, directa o indirectamente, al mundillo en que nos movemos. Un hombre sin el que quizá existiera esta página que leéis, pero sin el que ya os digo yo que sería muy distinta. Sin el que yo estaría dedicándome a algo mucho más aburrido y sin el que muchos no habríamos pasado horas sumergidos en el Mundodisco, provocando miradas de extrañeza por descojonarnos solos en el tren con un libro de portada chillona en las manos.
Solo llegué a cruzar un par de e-mails con él en los primeros tiempos del viejo Puercoespín, el boletín del Mundodisco que llevábamos entre unos cuantos locos de atar. Pero me siento como si hubiera muerto un buen amigo y un maestro. Así que, con vuestro permiso, me voy a pillarme una buena borrachera en su honor. Si me necesitáis para algo, buscadme en el Tambor Remendado. Descanse en paz.

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