JUAN Y MEDIO CONTRA EL HOMBRE DE BREA
–¿Ah, sí? ¿Y dónde está ese?
–Ahí en la orilla te espera –le dijeron.
Formaron los soldados del rey en el lugar, pues Juan y Medio quería que presenciasen el combate para que vieran de verdad lo que era un hombre valiente.
La marea estaba subiendo y ya le llegaba al hombre de brea por las rodillas. Juan y Medio se acercó a él y le dijo:
–¿Eres tú el hombre más valiente de este reino? Pues ríndete y hazme la reverencia.
Como el hombre de brea no se movió, le dijo otra vez Juan y Medio:
–¿Me haces la reverencia o no? ¡Mira que te doy! ¿Me haces la reverencia o no?
Y como el hombre seguía sin moverse, Juan le dio un puñetazo, un buen derechazo, y se le quedó pegada la mano derecha al cuerpo del otro, porque era de brea. Enfadado, volvió a decirle:
–¿Me haces la reverencia o no? ¡Mira que te doy!
Y como el hombre de brea no le hizo la reverencia, le dio un puñetazo con la mano izquierda y se le quedó pegada. Y entonces le dijo:
–¿Me sueltas las manos? ¡Mira que te doy con el pie! ¿Me sueltas las manos?
Y le dio una patada y se le quedó pegado el pie (el narrador no aclara si el izquierdo o el derecho). Entonces, muy enfadado, le dijo al hombre de brea:
–¿Me sueltas las dos manos y el pie? ¡Mira que te doy con el otro pie!
Y le dio con el otro pie y, claro, se le quedó también pegado. Y ya le dijo, muy furioso:
–¿¡Me sueltas las dos manos y los dos pies?! ¡Mira que te doy un tripazo y te rompo por la mitad!
El hombre de brea, naturalmente, seguía sin decir nada, así que Juan y Medio le dio un tripazo y se le quedó pegada la tripa. Para entonces la marea ya había ido subiendo y subiendo y el agua ya les cubría por la mitad; al darle el tripazo, se rompieron las estacas y cayeron los dos al agua. Una ola se los llevó y allí se acabó Juan y Medio.
POPULAR – TRADICIÓN ORAL ESPAÑOLA
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