La princesa del país acaba de casarse con un joven al que nadie conocía, prendada de su inteligente conversación y sus buenos modales.
Era de noche, cuando llegaron ante un palacio todo de oro. Entraron por la puerta secreta, subieron una escalinata de mármol y se encontraron en el dormitorio de la princesa y su esposo. Había dos lechos. Uno era blanco y en él dormía la princesa; el otro era azul...
También se despertó la princesa y preguntó qué pasaba.
Pero el príncipe y la princesa la consolaron y le dijeron que le proporcionarían los medios...
«¡Qué buenos son los hombres y los animales!»,
Al día siguiente, se despedía del príncipe y de la princesa desde una carroza de oro que se alejaba del palacio.
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