Hace no mucho, descubrí en este relato, el 82 de la Gesta Romanorum, la metáfora del "hedor del adulterio" (fetorem adulterii o adulterii fetorem), como si l@s cónyuges traicionad@s pudieran oler la infidelidad de sus parejas. El hedor del adulterio o fetor adulterii también aparece en el relato 181 de la misma colección (...venit, et fetorem adulterii sentiens coram omnibus eam tanquam judex per sententiam latam occidit.).
Curiosamente, este mismo día he estado viendo el episodio 9 ("Anata no ie" - あなたの家 - "El lugar al que llamas hogar") de Vampire Princess Miyu, transposición postmoderna del Gato negro de Poe, en el que la esposa Saori se acerca a su marido, que ha estado de copas con una compañera de trabajo, al volver éste a casa: le olfatea por todo el cuerpo y se retira, tensa, crispada, diciéndole: "has estado con otra". Con la implicación implícita de que Saori ha notado que el esposo infiel huele a otra. Seguro que porque huele a licor, a pintalabios, a perfumes femeninos, o a las tres cosas.
También recuerdo una canción de Eurovisión, "Drip Drop," interpretada por la cantante Safura, que se hace eco de este motivo, y donde este fetor adulterii u olor a cuerno quemado (nunca mejor dicho) que percibe el yo lírico es explícitamente olor a pintalabios:
Tell me where have you been?
Why are you late?
You smell like lipstick again
Come on, answer my question,
Why are you late?
You smell like lipstick again
Come on, answer my question,
say something
Why are you acting out?
Why are you acting out?
Y es que hay cosas que nunca cambiarán. Aunque el ser humano se guía mucho más por los ojos que por la nariz, los aromas suelen dejarnos una impresión fortísima. Y, mientras hayan parejas, también habrá infidelidades, ¿o no?
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