Pero un acontencimiento siniestro, inesperado, cambió de golpe su destino: el delfín de Francia, que seguía al rey en la guerra de Provenza, murió súbitamente en Tournon. Aquella muerte era de lo más natural:
de haber vertido veneno
El conde de Montecucculli fue condenado por la comisión a morir descuartizado (decreto del 7 de octubre de 1536). Las confesiones recogidas se
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