Para ver el arcoíris
Al Sur de un hermoso país donde no llovía demasiado vivía la niña Noelia. Deseaba la llegada de la lluvia para que los campos estuvieran verdes y para que los árboles florecieran con lindos y variados colores.
Noelia nunca había visto un arcoíris y anhelaba ver si aparecía uno después de la lluvia. Pero como en el Sur llovía poco le pidió a su padre que se fueran de vacaciones a la casa de campo que tenían al Norte. El padre al escuchar la petición de su hija le pareció muy buena idea y se marcharon hacia allí.
Según pasaban los días, Noelia disfrutaba corriendo por el campo, gozaba jugando con sus amiguitos y algunas tardes se iba de pesca a un pequeño riachuelo. ¡Todo era muy divertido!
Sin embargo los días iban pasando y Noelia en muchas ocasiones miraba hacia el cielo para ver si la lluvia llegaba, pero ésta tardaba.
Al ver a su hija un poco decepcionada, el padre decidió llevarla a recorrer el campo montados a caballo, algo que a Noelia le emocionó enormemente.
Mientras cabalgaban por el campo, ya lejos de la casona, comenzó a llover de repente. La lluvia caía precipitadamente acompañada de truenos y relámpago.
Noelia sintió miedo en medio de la pradera y su padre al ver la lluvia caer le dijo:
_ Será mejor que regresemos a la casona.
Ambos decidieron dar media vuelta pero Noelia comenzó a tener frio. El padre al verla que se estaba quedando atrás intentó animarla dando voces:
_ ¡Sé fuerte hija, saldremos de ésta! ¡Yo estoy contigo!
Mas la lluvia seguía cayendo fuertemente y los truenos parecían que iban a partir los árboles en dos.
Bajo esta tormenta Noelia seguía teniendo frio, miedo y angustia. Sus lágrimas comenzaron a mezclarse con la lluvia pero sabía que no podía detenerse. ¡¡Era hora de avanzar!!
Corrió y corrió hasta que por fin llegó a la casona y entre gritos y lágrimas le preguntó al padre:
_ ¿Por qué tuve que pasar por todo esto?
_ Porque si deseas ver el arcoíris tendrás que aprender a soportar la tormenta_ respondió el padre dulcemente.
Noelia en silencio se fue meditando a su habitación y se acostó mientras seguía escuchando el retumbar de la lluvia.
Al amanecer, la tormenta ya había pasado y la luz del sol estaba entrando por la ventana despertándola.
Cuando Noelia abrió la ventana elevó la mirada y vio un gran arco alrededor del cielo mostrando sus bellos colores.
Noelia muy impresionada llamó a su padre con mucha alegría y señalando el arcoíris le dijo:
_ Ahora entiendo que el arcoíris sólo se hace visible después de la tormenta.
Autora: María Abreu
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