DIGAS LO QUE DIGAS, NO DIGAS NADA
Seamus Heaney
Traducción / Adaptación de Sandra Dermark - 6 de febrero, MMXVIII
I.
Escribo esto tras una charla con un bloguero
sueco interesado en la cuestión catalana.
De nuevo en Gotemburgo veraneo,
donde no hay nuevas si hay noticias malas.
Donde un Argo Panoptes conectado
señala y graba y cuelga en Internet
si ve famosos. Lujado anda el mando,
mas yo me inclino más, por esta vez,
hacia los informes y análisis
de los medios de masa y gobernantes
que dan crónica, sin parálisis,
de larga campaña tan alarmante,
que comprueban, al pulso, “Puigdemont”,
“llengua pròpia”, “derecho a decidir”,
“encaje en España”, “desconexión”...
Pero yo canto, ya que vivo aquí,
experta en cortesía, como los míos,
con ellos, sobre los primeros “tuits”,
chupando aquel falso regusto insípido
de viejas respuestas de “llepafils”.
“Estoy de acuerdo: seguro, habrá guerra”.
“¿Cuándo acabará? Se pone peor”.
“Se han pasado de rosca los de Esquerra”.
Afónica está la “voz de la razón”.
........................
II.
Lo que oyes por la calle no son tunos.
De los balcones cuelga “l’estelada”.
“Puigdemont es feliz”, dijeron unos
tras ese Clásico que ganó el Barça.
Ven una estampa como el Tres de Mayo:
al paredón, carlista y botifler.
Temblamos ante fusiles cargados,
no queremos tener nada que ver.
Tanto mamar el cóctel Molotov
de tetas de cadáver de novicia,
tanto tragar ese amargo licor,
nos deja a todos con la lengua bífida.
La nota liberal ya suena hueca
con este contrapunto, día y noche,
de golpes y gritos. ¿A que no tienta
diagnosticar que renace el reproche?
Mas otros síntomas no hay que ignorar.
Anoche, audible fue la “traquicardia”
de los fuegos de aquella mascletà,
intolerante a Podemos y a España.
“El que això no acompleixca, que no es queixe”,
(frase de una canción de un tal Ovidio) ,
mientras sigo con esta sed ardiente
de palabras para anzuelo y cebo vivo
para pescar a las masas en paroxismo
y poner paz y orden. Cualquier sujeto
puede sortear la Escila del fanatismo
y el Caribdis del fraude: aere perennius.
.........................
III.
“¿De política? Nunca se habla aquí”.
“Sí, se les ve el plumero”, y cállate.
“Los unos son tan malos como los otros”.
A buen tiempo, no cuelgue del revés
más el retrato del primer Borbón,
sino los de Isabel y don Fernando.
Mas, con mi sedentaria profesión,
es imposible. A mí me monta tanto.
Parcos los catalanes: amordazan
tiempo y espacio. Canto a la Senyera
donde, digas lo que digas, no digas nada
ni des la cara. Sálvese quien pueda.
Las señales de humo serían gritos
comparadas con nuestras estrategias:
la enseñanza, electorales distritos…
discriminar sin excepción a la regla.
Amparo, Lledó y Montse, dels Països;
y española, fijo, Sandra (o Elena).
¡Tierra de santo y seña, sutil guiño,
mentes abiertas cual trampas abiertas!
Lenguas torcidas cual mechas ardientes,
donde, ocultos en caballo de Troya,
la mitad de nosotros, impotentes,
cercados en el cerco, tejemos la tramoya.
............................
IV.
Anoche, envuelta en sudor frío, soñé
con las dunas del Grao sin Planetario.
Torres de vigilancia, cráteres,
y, en el Pinar, los pinos astillados.
Empalizadas, guardias por doquier,
y esa neblina blanca en tierras bajas…
Me asaltó un déjà-vu, pues recordé
escenas mudas de Auschwitz o de Stalag...
¿Hay acaso vida antes de morir?
Aquel Pinar, sin palabras, lo muestra.
Abrazamos nuestro destino, al fin,
con un sorbo para ahogar nuestra pena.
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